“Lideramos el cambio de modelo energético, cada vez más descentralizado y con más generación distribuida”

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Rafael Sánchez Durán, director de Relaciones Institucionales de Endesa en Andalucía y Extremadura, es un auténtico erudito de todo cuanto tiene que ver con la energía eléctrica. Un conocimiento profundo del sistema energético que pone al servicio de los profanos con una encomiable capacidad didáctica y un reposado ejercicio de claridad. Y aunque queda mucho por hacer, o quizá se hubieran podido hacer las cosas de otro modo en el pasado, destaca el esfuerzo que en España se ha hecho por la producción y generación de energía limpia con las renovables. De ahí que hable con pasión de la nueva era energética que se abre con las innovaciones técnicas y tecnológicas.

Muchos sectores han dado grandes saltos desde hace unas décadas al ritmo que se producía la revolución tecnológica. El sector eléctrico ha vivido durante mucho tiempo en un cierto estatismo en comparación con otros. ¿Nos encontramos ahora en una nueva era, en un nuevo tiempo para el sector?

Nuestro sector comenzó en Sevilla hace ya casi 125 años, un 23 de julio de 1894 se fundaba Sevillana de Electricidad, para dar suministro a las primeras bombillas y motores eléctricos que aumentaban la productividad de las primeras fábricas. Los pioneros de la electricidad llegaban a cada ciudad iluminando las calles principales, para luego ir sustituyendo la luz de las velas por luz eléctrica, cada hogar comenzó a tener un desarrollo nunca antes visto. Tras estos primeros momentos nuestro sector siempre se ha caracterizado por estar en la vanguardia de la tecnología, las primeras centrales, evolución hacia nuevas tecnologías, mejora continua de la eficiencia y las comunicaciones entre nuestros centros de producción, transformación y control. Nuestro sector siempre ha sido innovador y tecnológicamente puntero, aunque gran parte de los avances se hayan producido en la gestión y operativa interna.

Ahora nos enfrentamos a tres retos fundamentales: la descarbonización del mix de producción de la energía, la electrificación de la demanda y la digitalización. El primer reto lo pretendemos alcanzar con el paso de una sociedad basada en el predominio de la energía fósil (petróleo, gas o carbón) a una nueva era de renovables (viento, sol y agua). Además de esta transformación, también veremos la sustitución de grandes centros de producción por otros de menor tamaño, apareciendo un efecto de descentralización de la energía y acercándola a los puntos de consumo.

Como acaba de señalar, las renovables juegan un papel esencial en la descarbonización de la economía y del sistema energético. En España, ¿estamos aprovechando realmente todo el potencial que poseemos como país? ¿En qué situación nos encontramos en relación con los países de nuestro entorno?

España ha logrado cerrar el año 2018 con el 40% de su generación de origen renovable, un 20% procedente de la eólica, el 14% de la hidráulica y el 5% solar. Aunque a esta última le queda un gran recorrido por desarrollar, podemos decir que el balance es positivo, que vamos bien y mejorando. Puesto que los datos de 2018 son el doble de hace una década (22% en 2008), de modo que el esfuerzo ha sido considerable.

Gráfico renovables

Nos encontramos ante tres grandes retos: descarbonización, descentralización de la energía y digitalización

Es decir, que hay que aprovechar más la situación geográfica del país para crecer en solar

Por su latitud, España se encuentra en un lugar privilegiado en comparación con el resto de Europa. Superamos las 2.000 horas de sol al año, en términos equivalentes durante el verano recibimos más del doble de irradiación que Alemania. Por ello la inversión en un megavatio solar en España obtendrá un mejor rendimiento que en el resto de Europa. Aquí alcanzamos los 4 GW en 2010, pero desde entonces hemos tenido unos años en el que se ha producido un valle de poca actividad. Por fin este año habremos duplicado esta potencia, alcanzando casi los 10 GW, potenciando así nuestra privilegiada situación respecto a las renovables. Gracias a esta evolución el 62% de la generación ya se encuentra libre de emisiones, si sumamos la aportación de la energía nuclear, por lo que en una década hemos logrado 20 puntos de diferencia.

Estos cambios de los que nos habla han introducido conceptos como los de generación distribuida y autoconsumo. ¿Llegarán a suponer una alternativa real y viable para el nuevo modelo energético a corto o medio plazo?

La mayor parte del crecimiento de esta generación distribuida será en forma de plantas de gran tamaño. El consumidor tendrá un papel protagonista en la transición energética mediante la fórmula del autoconsumo, una solución que a día de hoy ya es rentable. Siempre y cuando se realice con un adecuado dimensionamiento de las necesidades particulares, y teniendo en cuenta los extracostes que hoy en día se incluyen en la tarifa, y que en cualquier momento pueden ser eliminados. En un escenario optimista podríamos alcanzar un 5% de la energía producida en 2025 por esta vía. Un porcentaje en el que influyen diferentes factores como la disponibilidad de superficie donde instalar la infraestructura, junto a la capacidad de los clientes para acometer dicha inversión. El desarrollo del almacenamiento dará un impulso a esta estimación.

¿Con qué infraestructuras debe contar y qué condiciones debe cumplir un consumidor que apueste por convertirse en prosumidor?

El usuario que quiera aprovechar la energía procedente del sol para abastecer su propio consumo necesita tener una superficie orientada al sur, sobre la que instalar placas fotovoltaicas a razón de 1 kW por cada 10 metros. Siguiendo con esta sencilla aproximación deberá invertir en la instalación para ver cómo recupera con el ahorro en los primeros 5-10 años, sabiendo que la instalación le permitirá disfrutar de ella al menos 25 años. La principal reflexión que tendrá que hacer es la de cambiar el consumo energético futuro por una inversión en el momento actual, justificada por la garantía de recuperación por los ahorros de energía. En esta decisión también pesa, además de los argumentos económicos, la responsabilidad de contribuir con energía renovable y hacer más eficiente su propio consumo.

En un escenario optimista, para 2025 el 5% de la producción eléctrica procederá del autoconsumo y la generación distribuida en sentido puro

¿Cuál será entonces el papel de las grandes compañías energéticas en el nuevo escenario de futuro si se incrementa la generación distribuida?

Nuestra compañía está liderando el cambio de modelo energético, un modelo descarbonizado y accesible. Sin duda en este nuevo entorno siguen siendo válidos los principios de calidad y economía, pero estos han de ser combinados con nuevas capacidades innovadoras. Por poner un ejemplo concreto, no eran las mismas las necesidades de la Isla de la Cartuja, el Parque Tecnológico de Sevilla, de hace 25 años a las que se necesitarán en los próximos 25. Pretendemos desarrollar en este espacio un modelo de ciudad futura, donde la eficiencia energética en la edificación, el transporte limpio y la energía renovable serán el elemento clave. Existen multitud de preguntas por resolver: ¿cómo evolucionará la transición energética? O ¿cómo queremos que sean las ciudades del mañana? Sostenibles, integradoras, abiertas, conectadas, es la responsabilidad de las instituciones que trabajamos en el parque y entre ellas las personas que formamos Endesa.

Para que siga el avance hacia el escenario que nos está dibujando, las inversiones en innovación, digitalización y control preciso de la red son fundamentales. Precisamente Endesa ha liderado el Proyecto Mónica de estimación en tiempo real de las redes de media y baja tensión, que tendrá su continuidad con el Proyecto Pastora. ¿Cómo está incidiendo todo esto en la eficiencia, la sostenibilidad del sistema y, por tanto, en una menor dependencia energética del país?

En nuestra estrategia de evolución de redes tradicionales a redes inteligentes o smartgrids Endesa pretende demostrar cómo la red de distribución permite la integración de recursos energéticos distribuidos. Nuestro mayor reto es mejorar la eficiencia del sistema y dotarlo de estabilidad. El concepto que mejor define nuestro reto es el de aportar “flexibilidad”. La innovación e inversión en redes inteligentes nos va a permitir un mejor control y un rendimiento más óptimo de la energía procedente de fuentes renovables.

Si hablamos de sostenibilidad y de lucha contra el cambio climático, es obligado hablar de movilidad y del coche eléctrico. Las compras y matriculaciones en España aún están lejos de las de otros países, pues apenas representan el 0,5% del parque. ¿En qué escenario podemos movernos en los próximos años?

Debemos intentar que antes de 2030 hayamos alcanzado un 25% de vehículos eléctricos o híbridos enchufables, dado que a mediados del siglo debieran ser la totalidad, si queremos llegar para entonces con una descarbonización efectiva.

¿Está capacitado el sistema eléctrico, la red para soportar un parque móvil totalmente electrificado?

Sí, todo el parque de vehículos de nuestro país podría ser recargado sin problemas, ya que el impacto que hemos estimado de incremento de demanda sería de un 18%, y lo único que deberíamos cuidar es la simultaneidad de las recargas cuando alcanzáramos ese volumen. Es decir, utilizando sistemas de carga inteligente o “Smart charging”. Endesa viene desarrollando diferentes proyectos innovadores sobre infraestructura de recarga conectada para avanzar en esta idea.

Para alcanzar una descarbonización efectiva, en 2030 deberíamos contar con un 25% de vehículos eléctricos

Para que este parque se incremente son necesarias las infraestructuras de recarga. ¿Puede detallarnos el plan de desarrollo de Endesa en este sentido?

Endesa lanzó a mediados de noviembre, dentro de su plan estratégico, un ambicioso objetivo de alcanzar más de 100.000 puntos de recarga en los próximos cinco años, de los que más de 8.500 serían de acceso público, lo que supondrá dedicar una inversión de 65 millones de euros. Los fabricantes están ofreciendo cada vez mayor número de vehículos eléctricos y con prestaciones de 300 y 400 km de autonomía, por lo que el punto pendiente en estos momentos es la creación de una red de recarga de acceso universal que elimine barreras y democratice la carga de vehículos eléctricos con una plataforma abierta a todos los usuarios. Endesa va a liderar esta iniciativa para eliminar esta barrera en su totalidad.

¿Y cómo se va a desarrollar este plan?

Entre este año y el próximo se desplegarán más de 2.000 puntos de recarga semirrápida, rápida y ultrarrápida, cubriendo más de 15.000 km de las principales arterias de la red de carreteras que conectan nuestras ciudades, creando una recarga cada 50-100 km. En una segunda fase, hasta los 8.500 puntos, se seguirán desplegando en función de la densidad y nodos estratégicos de movilidad de cada zona.

En su opinión, ¿serían convenientes nuevas o mayores medidas de incentivo en favor de este tipo de movilidad por parte de la administración pública?

No soy partidario de nuevas subvenciones, generan una expectativa cuando van a salir y luego dejan paralizado el mercado esperando una nueva convocatoria. La reducción de precios es un tema de fabricantes y economías de escala. Si me pidieras aun así un posible incentivo para esta fase de despegue yo lo centraría en la fiscalidad indirecta, es decir el IVA. Al igual que utilizamos el IVA de tipo reducido para bienes de primera necesidad. De hecho, en Noruega han eliminado este impuesto en su totalidad para los vehículos eléctricos. Y en Europa, teniendo en cuenta el efecto positivo que la electrificación de la demanda tiene para alcanzar los objetivos climáticos, están valorando un tipo reducido del 10%. De tomarse esta decisión, considero que sería más que suficiente para equilibrar el precio de los coches eléctricos con respecto a los de combustión en las gamas de los utilitarios, donde aún son superiores, no así en los vehículos de alta gama, pues en esta franja son prácticamente similares.

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