Cardenete: “Debemos cualificarnos en lo que la digitalización requiere de nosotros”

Cuando se cumplen dos años de su designación como director de la Loyola Leadership School, el profesor, catedrático y académico, Manuel Alejandro Cardenete, hace balance y explica los nuevos objetivos de la escuela de postgrado. En esta entrevista, entra de lleno en el impacto de la digitalización de la economía, tanto en la formación y empleabilidad, como en el modelo económico. Y hablando de modelo, es de los que se moja por completo: después de 20 años de recepción de fondos europeos, a su juicio el empeño por cambiar el sistema productivo andaluz no ha logrado su objetivo, de ahí que abogue por “hacer más productivo y competitivo” el modelo que tenemos.

La Loyola Leadership School ya ha puesto en marcha el nuevo Campus en Dos Hermanas, y va para dos años desde que fuera nombrado director de la escuela de postgrado. ¿Qué balance puede hacernos y cuáles son los principales objetivos marcados a partir de ahora?

En estos dos años hemos tenido importantes crecimientos. El incremento del primer al segundo año fue de más de un 60% en el número de alumnos. Unos 200 cursan disciplina este año con nosotros, y para el que viene esta cifra aumenta de manera importante. También crecemos en el número de masters, ya contamos con nueve, e incorporaremos las áreas que estaban pendientes: ingeniería, psicología y comunicación.

¿Esto significa que se están cumpliendo todas las previsiones que ya en su día adelantó a Mercados21?

Los plazos se están respetando y cumpliendo, según estaba planificado. En las áreas de ingeniería y psicología se ha producido algo de retraso, aunque no es imputable a Loyola. La Junta de Andalucía no dio luz verde en su momento, pero para el curso que viene todo parece indicar que será posible.

La revolución tecnológica, la economía digital lo está cambiando prácticamente todo a una velocidad de vértigo. ¿Cómo afronta la LLS los desafíos que supone la digitalización?

En el caso de la escuela son varios los frentes que estamos abordando. Completamos esa formación más tradicional de clase magistral, más estándar, con la inclusión de todo el mundo digital. Por un lado, tenemos plataformas como Moodle donde se encuentra el repositorio del material, e intentamos que el papel se mueva lo menos posible, y por otro, hay masters con formación blended e incluso formación digital ad hoc como es el caso del área de Management con títulos propios de Digital Business o de Big Data y Analytics. Es decir, lo digital como eje vertebrador de la formación.

Miramos al mercado para conocer qué demanda, con el objetivo de lograr altos grados de empleabilidad

De hecho, está sobre la mesa la disyuntiva que desde el punto de vista del empleo representan estos cambios. Destrucción de puestos de trabajo y creación de otros nuevos, de encaminarnos hacia una economía de convergencia cero. ¿Es de los optimistas o de los pesimistas en esta materia?

Yo no creo en el mantra de la economía de convergencia cero. Pongo un ejemplo: el turismo aporta en Andalucía 13 puntos al PIB. Ya hay hoteles en los que un robot puede realizar gran parte de todos los procesos de atención al cliente. Y, en efecto, eso implica que desaparecerá mano de obra relacionada con estos procesos. De acuerdo, pero el robot hay que construirlo. En efecto, la digitalización está ahí, pero el verdadero problema, la cuestión de fondo está en que el robot no lo hagamos nosotros, sino que lo hagan otros. Lo que necesitamos es cualificarnos en aquello que la digitalización requiere de nosotros. El miedo a la digitalización es similar a los que en el siglo XVIII destruían los telares en la plaza de los pueblos.

Al hilo de la pregunta anterior, ¿qué iniciativas o estrategias tiene la LLS en cuanto a empleabilidad?

Muchos hablan de los puestos de trabajo que no están definidos. Lo cierto es que debemos tener unas competencias previas para adaptarnos rápido a las exigencias de los cambios. Nosotros en la escuela, tanto en los programas de formación como en los de acompañamiento, es el caso de Líderes por el Mundo, ayudamos al alumno a que crezca en su vida digital. De modo que, ante un cambio del que ni siquiera sabemos adónde nos llevará, al menos nos adaptemos con celeridad. Pongamos el ejemplo del abogado. Éste tendrá que litigar, ahora bien,  cómo llega a esta situación, cómo aborda su demanda o defensa deberá incorporar aspectos de la digitalización que, hasta hace bien poco, no había lugar.

Constantemente se habla de la interconexión necesaria entre universidad y empresa, de transferencia de conocimiento. ¿Qué está haciendo Loyola a este respecto?

Todo el proceso Bolonia ha querido homogeneizarnos con el resto de la Unión Europea, con el fin de que las universidades ofrezcan servicios homogéneos y acercar a la institución a la realidad del mundo empresarial. Mi percepción es que en el ámbito de los grados no se ha producido, mientras que en el postgrado sí. Y, en especial, desde la universidad privada más que desde la pública, me atrevo a decir. Tenemos que mirar al mercado y saber y conocer qué se está demandando. El objetivo es lograr un grado de empleabilidad alto o muy alto.

Desde una perspectiva más amplia, y en su condición de economista, organismos internacionales como el FMI han revisado al alza las previsiones de crecimiento para España. ¿Será el 2017 un ejercicio mejor de lo esperado?

En mi opinión, mejor de lo esperado sí, pero mejor que el 2016 creo que no. En nuestros informes del área Económica, ya fuimos de los primeros en dar unas previsiones de crecimiento del PIB español por encima de los demás. De hecho, lo hicimos a primeros de febrero y entonces se apuntó que tal vez estábamos siendo optimistas. El FMI ha dado un 2,7%, el Gobierno también, y el que ha subido el porcentaje ha sido el BBVA con un 3%. Sea lo que finalmente sea, la tendencia es al crecimiento. Siempre y cuando no ocurra nada en aquellas variables que no terminan de cristalizar. Como, por ejemplo, el tipo de interés que no acaba de repuntar o el efecto Trump, que no se ha concretado en nada todavía.

Creo que con el Brexit Gran Bretaña va a salir más perjudicada de lo que ellos creían, y Europa más indemne de lo que pensábamos

Cita el efecto Trump, ahí están también las primeras negociaciones del Brexit, y aunque en Francia ha ganado Macrom, sigue habiendo mucha incertidumbre. ¿Qué está ocurriendo? ¿Tiene más efecto real el poder de la globalización económica que las intenciones de los gobiernos particulares?

Utilizando una visión clásica: la economía es una maquinaria de relojería que funciona de forma bastante independiente. Pero es una maquinaria que cada cierto tiempo hay que ajustar. Y ahora las medidas de ajuste tienen que ser más potentes que antes para que los efectos, tanto en positivo como en negativo, se produzcan. De las incertidumbres que teníamos todos en el otoño de 2016 ninguna ha acabado por resolverse o despejarse del todo. Es más, con el paso del tiempo, creo que con el Brexit Gran Bretaña va a salir más perjudicada de lo que ellos pensaban, y Europa más indemne de lo que nosotros pensábamos.

Como director y coordinador del Informe de Competitividad de la Economía Andaluza, en la presentación de su segunda edición expuso que tal vez era mejor para la economía andaluza hacer más competitivo el modelo, que cambiar de modelo económico. ¿Supone eso que llevamos demasiados años en la dirección equivocada? ¿Cuáles deberían ser entonces nuestras prioridades como región?

El contrafactual en economía no es posible. Nunca podemos saber qué hubiera pasado si en lugar de tomar una decisión hubiéramos tomado otra. Lo cierto y verdad es que, en los últimos veinte años, que coinciden con la recepción de los fondos europeos, hemos tenido un modelo productivo que no ha cambiado, aunque sí retocado y mejorado con sectores que se han ido incorporando como el agroalimentario o el aeronáutico. Pero en realidad no ha habido un cambio de modelo. De tal forma que he llegado a la conclusión de que tal vez sea mejor hacer productivo ese modelo, mucho más productivo, que cambiar el modelo.