‘La felicidad está en descubrir nuestros talentos’

 en la sección Opinión
Mercados21 | 'La felicidad está en descubrir nuestros talentos'

Cuando hablamos con emprendedores que van a poner en marcha su idea de negocio, los ojos les brillan de ilusión cuando nos hablan de su producto o servicio. Las personas emprendedoras se lanzan a la aventura empresarial porque son “expertas conocedoras de sus producto y/o servicios”; tienen experiencia, han estudiado o experimentado con ellos, ningún detalle se les escapa. Creen firmemente en lo útil que pueden ser para otros y se embarcan en la complicada aventura de poner en marcha una empresa sobre “lo que saben hacer”.

Cuando tratamos con jóvenes que están buscando su primer empleo, saben bien cuáles son sus conocimientos técnicos y lo que conocen porque lo han estudiado. Con la inseguridad propia de quien busca su primera oportunidad, casi todos están seguros de las tareas “que saben hacer”, y de lo que pueden aportar.

Cuando las empresas tienen que iniciar un proyecto nuevo, vender un producto, desarrollar un servicio para un cliente, tienen muy claro quiénes son las personas que pueden participar con éxito porque tienen conocimientos y experiencia en la materia de la que se trata. A la hora de conformar equipos de trabajo, buscan la excelencia y esa excelencia la encuentran en el que sabe hacer.

Es necesario saber hacer, por supuesto. Para emprender un negocio, pedimos al emprendedor que sepa bien de qué está hablando, para que trasmita confianza. Si elegimos a una persona joven para un puesto, es porque ofrece mayores conocimientos y su curva de aprendizaje es corta. Si formamos un equipo, el cliente se sentirá confortable cuando en una reunión la persona responsable tiene muchísima experiencia en la materia correspondiente y muestra autoridad de conocimiento…

Por supuesto que los conocimientos son necesarios, sin embargo para alcanzar la excelencia en una actividad, trabajar bien en equipo, conseguir un buen empleo, llevar un proyecto al éxito, es necesario conocer cuáles son nuestros talentos y poder utilizarlos en el desarrollo de nuestro trabajo.

Cuando un joven no encuentra trabajo o no lo conserva, un profesional no acaba de encajar en un equipo o el proyecto no marcha como debería o un emprendedor yerra en la puesta en marcha de su idea de negocio, no es por falta de conocimientos, sino porque inician el camino sin reparar en incorporar en su “mochila de viaje” proactividad, habilidades relacionales, análisis y resolución de problemas, y todas aquellas competencias deseables en una persona emprendedora. No han mirado hacia dentro, solamente han mirado hacia fuera.

Si cada persona conoce sus talentos dominantes, los desarrolla y trabaja sobre ellos, puede destacar en su actividad

He tenido la fortuna de acompañar a jóvenes desempleados en programas de Garantía Juvenil en el desarrollo de sus perfiles personales para mejorar su empleabilidad. Se sorprenden cuando antes de empezar a conocer herramientas y sus usos hacemos una pausa para la reflexión y para que se pregunten:¿Quién soy? ¿Cómo me enfrento a los problemas? ¿Cómo me relaciono con los demás? ¿Qué es lo verdaderamente importante en mi vida? etc. Este ejercicio elemental se hace en raras ocasiones.

Cuando preparamos una entrevista pensamos en nuestras debilidades y también en nuestras virtudes pero opino que nos quedamos realmente en la superficie. Desde la infancia el foco está en corregir las debilidades. Recibimos clases particulares cuando no alcanzamos los resultados esperados. ¿Cuántos de nosotros hemos recibido clases de matemáticas porque éramos excelentes tratando de conseguir una matrícula de honor? Yo diría que uno o ninguno, como en el chiste.

Cuando nuestra atención se centra en que los jóvenes conozcan sus talentos, en mejorar y utilizar sus áreas de excelencia, éstos se convierten en potenciales trabajadores más motivados y comprometidos, sus contribuciones superan las expectativas y alcanzan la realización y felicidad en el trabajo.

En el caso de los profesionales ocurre lo mismo. Vivimos de manera inconsciente sin pararnos a pensar cuál es la mejor manera de realizar nuestro trabajo. Nos orientamos hacia nuestras debilidades para mejorarlas, sin parar a pensar que poseemos talentos innatos que nos impulsan de manera más eficiente hacia la excelencia y la realización personal.

Cuando realizamos un trabajo de manera fluida, disfrutamos del proceso y como consecuencia el resultado es excelente porque nos hemos apoyado en nuestros talentos para realizarlo. Es necesario dar un paso atrás, identificar qué hemos hecho y cómo para empezar a andar un camino de uso consciente de nuestros talentos y convertirlos en superpoderes.

Donald O. Clifton, psicólogo norteamericano, presidente de Gallup y profesor en la Universidad de Nebraska – Lincoln, trabajó durante toda su vida en el desarrollo profesional de las personas a partir de sus fortalezas. Clasifica los talentos que pueden poseen las personas en 34 temas. Si cada persona conoce sus talentos dominantes, los desarrolla y trabaja sobre ellos, puede destacar en su trabajo, ser más productivo y lo que es más importante, ser más feliz.

Si creamos un equipo de trabajo para un proyecto pensando en lo que saben hacer sus miembros y teniendo en cuenta sus talentos, cada persona contribuye a la tarea de manera más significativa, las relaciones personales mejoran, la realización del trabajo es más fluida y el ambiente mejora.

Al apoyarnos en nuestros talentos para desempeñar nuestro trabajo, tenemos una capacidad de desarrollo y de crecimiento infinito, al contrario de si tratamos de mejorar en nuestras debilidades, que tienen una capacidad finita de mejora.

Conseguir identificar en el ámbito empresarial, en los profesionales y en los equipos, las habilidades personales innatas o talentos, y convertirlos en fortalezas para hacer profesionales e instituciones felices constituye la misión de SomosHub.

Últimas noticias