Hacia un Turismo Sostenible

 en la sección Opinión

Una crisis sanitaria que ha desembocado en una crisis económica puede dar lugar a una oportunidad. El 14 de marzo de 2020, España, y poco después, el mundo entero se paraban. Lo que habían sido meses históricos en datos turísticos en Andalucía, enero y febrero, se convertían en un espejismo. Los 32,5 millones de turistas que nos visitaron en 2019 pasaban a ser una entelequia y un objetivo ya imposible de alcanzar.

Ya en el propio FITUR2020, nos planteábamos desde la Consejería de Turismo, que tendríamos que canalizar este crecimiento exponencial de visitantes. Pero la realidad se impuso y sufrimos un shock de demanda como nunca se había producido en la historia de nuestra región. España, y Andalucía, se frenó en seco. Y con ellas el flujo de turistas que lo que ansiaban era regresar a sus ciudades de origen. Solo nos quedaron los hoteles medicalizados. Una pesadilla.

Pero eso ya es pasado. Ahora tenemos que mirar hacia adelante y, como decía en el inicio de esta reflexión, convertir esta crisis en una oportunidad. La importancia estratégica del turismo como motor del crecimiento económico y factor que contribuye a configurar la identidad de nuestra región, ha quedado duramente golpeada por la crisis actual, y debe ser entendido también como una llamada de atención que anime a la actuación conjunta de las instituciones para, junto a los ciudadanos, salvar la industria y hacerla más resiliente y sostenible para las generaciones futuras.

Después de esta crisis debemos aprovechar para reajustar la política de turismo y cumplir con el compromiso de abordar los desafíos venideros. Hay que pasar a la acción para que el turismo sea más sostenible, ya que en muchos destinos de nuestras regiones y ciudades hemos evidenciado las dificultades de un desarrollo equilibrado para las dimensiones económica, ambiental y social de la sostenibilidad.

El turismo debe ser parte de la solución y no debe ser percibido como parte del problema, tenemos que preocuparnos de las repercusiones del turismo en el entorno, y manifestando la relevancia de luchar desde esta actividad contra el cambio climático, de apoyar la economía circular en el sector y procurar un desarrollo territorial equilibrado. El turismo mantiene un vínculo directo con las actividades de transporte de pasajeros y reconoce la necesidad de favorecer las opciones menos contaminantes, de explorar mejoras en la intermodalidad acordes con el objetivo final del Pacto Verde (Green Deal) de la Unión Europea.

Tenemos que reafirmar la necesidad de reconocer el turismo como política fundamental de la Unión Europea, acorde con su aportación y potencial de crecimiento

Tenemos que reafirmar la necesidad de reconocer el turismo como política fundamental de la Unión Europea, acorde con su aportación y potencial de crecimiento, y más comprometida con el desarrollo sostenible. Para ello, desde Andalucía propusimos, en nuestro dictamen ‘Hacia un turismo más sostenible para las ciudades y las regiones de la UE’ aprobado en la Comisión de Recursos Naturales del Comité de las Regiones, el análisis de la creación de una Dirección General con dedicación exclusiva y los recursos necesarios que permitan desplegar una política europea complementaria a la realizada por los Estados miembros y las regiones pues estamos convencidos de la oportunidad que ofrece la situación actual para aclarar, mejorar y fortalecer la financiación destinada al sector, sin renunciar al objetivo de contar con una línea presupuestaria específica.

La pandemia ha dado un vuelco a los proyectos económicos, a las predicciones y a los planteamientos sobre la necesidad de cambios en todos los sectores, obligados ahora a acelerarlos pero en Turismo, los efectos de esta crisis nos sitúan ante un debate mundial que nos lleva a la catarsis.

Asistimos por tanto a un cuestionamiento de aquello que ha marcado el crecimiento exponencial del turismo en la última década. Y cabe preguntarse ahora, ¿hacia qué turismo vamos? ¿qué turismo tenemos que reconstruir?

Sabemos de dónde venimos: récords en número de turistas mundiales y de turistas recibidos en Andalucía; extensión de la oferta a todo el mundo conocido; cientos de miles de aviones en ruta a diario; transformación de las ciudades por el negocio turístico; multiplicación de la oferta de alojamientos; importante impulso económico de muchas regiones basado en esta industria y, en paralelo, hemos visto surgir un discurso legítimamente crítico con este fenómeno y que, en ocasiones, derivó en una preocupante turismofobia que nada tiene de positivo. Discurso que ahora se ha tornado en turismofilia cuando el sector ha entrado en crisis y se ha puesto en evidencia su tremenda importancia como motor de empleo y riqueza para la economía y la sociedad; motor directo, indirecto e inducido.

Pero es cierto que en estos años parecía que la industria y la economía turística no iban a dejar nunca de crecer. Su evolución nos forzaba a una adaptación incesante para ir dando respuestas a una demanda en continua expansión y sofisticación. Una adaptación centrada en crear y poner a disposición del turista más y mejor oferta. Pues bien, tal vez nuestro objetivo tenga que virar sensiblemente.

En Andalucía no vamos a renunciar a seguir siendo una potencia turística mundial, ni renunciamos al crecimiento, pero queremos ser una potencia del turismo sostenible. En este sentido, Andalucía trabaja por consolidar una posición de vanguardia en un turismo que se defina por ser respetuoso con el medio ambiente, con la cultura local y el patrimonio histórico; sensible a las características de los distintos tipos de turistas; con una oferta adaptada; que prime la calidad; que distribuya sus efectos sobre la sociedad y el territorio; que potencie una mejor y más independiente industria del ocio y la cultura, de forma que sea ésta la razón para el turismo y no solo la consecuencia de él.

En Andalucía no renunciamos a ser una potencia turística mundial, pero queremos serlo de turismo sostenible

Queremos que el turismo vuelva a ser la gran industria generadora de riqueza y la respuesta la encontramos en la innovación: innovación y singularidad en la oferta; innovación en las herramientas de acceso a ese infinito catálogo de experiencias; en los recursos a disposición del turista; innovación en la captación de clientes e innovación en nuestras empresas y profesionales.

En estos momentos estamos a la espera de conocer cómo y de qué forma se podrán usar los nuevos Fondos Europeos (Next Generation UE) que vendrán a España y donde el turismo debe ser un sector a incluir. Tenemos que aprovechar dichos fondos en proyectos realmente competitivos y sostenibles en el tiempo. Aprovechar la crisis y este parón para redefinir el sector. Lo bueno, potenciarlo, lo menos bueno, readaptarlo o reinventarlo. Cierto es que estos fondos también deberán incrementar el portfolio de sectores productivos tractores de nuestra economía. Y España tiene algunos con largo recorrido, como por ejemplo, todos los vinculados a las energías alternativas. Absolutamente en la línea del Marco Comunitario de Apoyo de la Unión Europea que se inaugura en pocos meses.

Y Andalucía tiene mucho que decir en materia de energías renovables, por conocimiento y por condiciones naturales. Y no podemos dejar pasar esta oportunidad. Nadie lo entendería. Hacer más sostenible el crecimiento del turismo reforzará su capacidad de generar riqueza, empleo y desarrollo, al tiempo que preservará el medio ambiente para las generaciones futuras, construyendo así una sociedad más justa y próspera, moderna, eficiente en el consumo de los recursos y más competitiva.

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