Zigor Esnaola: “Con el proyecto queremos dar un vuelco a la Formación Profesional y que las empresas nos vean como aliados”

 en la sección Formación

M. Martínez I maria.martinez@mercados21.es I 18.04.2012


Mercados21 | Zigor Esnaola: “Con el proyecto queremos dar un vuelco a la Formación Profesional y que las empresas nos vean como aliados”Entrevista a Zigor Esnaola, Formación para el empleo y servicios a empresas del IMH

Pertenece al Instituto de Máquina Herramienta (IMH) de Elgoibar (Guipúzcoa), donde ejerce de responsable de Formación para el Empleo y Servicios a Empresas. “Yo soy resultado de la FP, en mis tiempos fui conejillo de indias del ciclo formativo de fabricación mecánica del IMH”, explica. Realizó dos posgrados y, a raíz de ellos, comenzó a trabajar en su antiguo centro de enseñanza, que no ha abandonado desde 1991.

¿En qué principales pautas incide el IMH a la hora insertar a los alumnos en las empresas? Estamos trabajando mucho la relación con la empresa, la formación para el empleo y las competencias desde 1994, con un departamento que se encarga de manera exclusiva de ellas. Además, impartimos cursos a docentes en el País Vasco y fuera, hemos aleccionado a toda la red de centros de profesores de nuestra región en diagnósticos de necesidades de formación de cara a adecuarse mejor a las demandas de las empresas, tenemos 15 años de experiencia en la enseñanza en alternancia y trabajamos en proyectos para ofrecer ayuda a las pequeñas empresas en procesos de innovación y mejoras productivas.

¿Cuál es su vinculación con el proyecto y cómo valora lo logrado a más de 100 días de su puesta en marcha? Desde el primer momento nos dimos cuenta de que encajaba en nuestra filosofía porque dentro de nuestra vocación de servicios está el servicio a la empresa y este proyecto busca precisamente incidir en esto último y adaptar los centros de FP a sus necesidades a día de hoy. Podíamos aportar y nos podían aportar novedades. Tras una reunión interna nos decidimos a participar. ¿Qué esperamos de ello? Dar un vuelco a la Formación Profesional y que las compañías nos vean como posibles aliados y como opción para dar respuesta a sus necesidades, entendiendo que cada sector es diferente pero pensando que el acercamiento y el poder hacer en conjunto va a ser muy enriquecedor. Y no hay que olvidar la asociación de centros que se acaba de generar y que va a permitirnos tener un interlocutor nato también de cara a la Administración y a solicitar proyectos de innovación que logren incentivar estos objetivos.

¿Es, como se repite tanto en los encuentros y subrayan los responsables políticos, el momento de la FP? La FP ha sido percibida durante mucho tiempo como el destino de aquel que tenía problemas para estudiar. Nosotros llevamos trabajando desde hace años para romper esa idea. Por eso, el País Vasco es un referente en el conjunto del Estado. Nuestras administraciones vieron desde hace mucho que la FP era clave y en la actualidad es notorio que las empresas reclaman personas cualificadas al margen de los titulados universitarios, así que más vale tarde que nunca. Claro que es el momento de la Formación Profesional y se están consiguiendo cosas notables.

¿Por qué esa visión del País Vasco no se ha extendido antes por otras regiones? Lo que influye en primer lugar es el tejido industrial que tenemos, ya que exige una capacitación de los trabajadores de alta calidad. Además, a ello contribuye la sensibilidad de las personas en las administraciones públicas para apreciar la Formación Profesional como parte importante del sistema educativo y como respuesta a las necesidades del sector industrial. Así, los centros se mueven, hablan mucho con las empresas y se adaptan a ellas. Es algo habitual, junto a la posibilidad además de ofrecer formación para el empleo, una actividad mucho más extendida que en el resto de territorios. Eso exige una mayor cualificación del profesorado y una mayor adaptación de equipos y redunda en ofrecer mejores prestaciones.

La Fundación IMH emplea a tantas personas como el propio centro. ¿En qué radica el éxito del modelo y cómo se podría ‘exportar’ a otros lugares? La Fundación supone una tracción para la parte educativa y le aporta flexibilidad y adaptación. Además, nos permite presentarnos a subvenciones, algo que para un centro público está restringido. Este conglomerado, ya que la marca es la misma, IMH, nos ayuda a mejorar y a avanzar. Lo importante es además que la empresa está dentro. El presidente es el director general de la asociación de Fabricantes de Máquina Herramienta y en el patronato están las compañías, los sindicatos, la Administración… Por eso conseguimos adecuarnos más a lo que demanda la sociedad. Eso es lo que se intenta replicar en la Fundación FPempresa, que podrá transmitir a los centros las necesidades que detecte y también ser un claro interlocutor de qué queremos ser. Todas las sensibilidades allí reunidas permiten además replantear las fórmulas existentes desde diferentes perspectivas y apostar por nuevas metodologías.

Como experto en Planificación Estratégica, ¿qué urgencias detecta tras reunirse con compañeros de centros de toda España? El problema es que a menudo muchos no cuentan con un soporte que les permita funcionar como centros integrales. Existe la voluntad de hacer esos cambios, pero los que ya estamos trabajando en un Plan Estratégico les hacemos reflexionar sobre hacia dónde quieren ir, cómo se ven para reorganizarse… Pero hay trabas administrativas. Una vez decidido lo que quieren ser y cómo actuar, han de validar con las empresas y las instituciones del entorno si quieren que eso sea así y, en función de su respuesta, marcar líneas y actuaciones y solventar las dificultades, ya sea a través de una Fundación como es nuestro caso, de asociaciones que se puedan generar o logrando que la propia Administración regule esos centros integrales para que se les permita ejercer como tales.

La diversidad del tejido empresarial entre los territorios marcará mucho la forma de proceder… Está claro. Igual que cada sector tiene sus propias características… Los centros han de conocer muy bien su entorno y cuáles son sus demandas. De la unión de todos y de sus buenas prácticas se pueden generar recursos que beneficien al conjunto.

¿Con qué vivencia del proyecto se queda? Con la ilusión y las ganas de hacer que existen y, en contrapartida, con las trabas legales que hay. Debemos convencer a las administraciones de todo lo que somos capaces de hacer los centros de Formación Profesional para que lo faciliten y agilicen. Las empresas están deseosas de que sea así, te das cuenta cuando te acercas a ellas y les planteas fórmulas de trabajo, porque lo que ellas quieren es mano de obra cualificada, personas capacitadas y competitivas que puedan avanzar… La clave es conjugar eso entre todos en un formato bueno, válido y ágil.

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