¿Por qué la Universidad Loyola es un campus 5G?

 en la sección Formación
Mercados21 | ¿Por qué la Universidad Loyola es un campus 5G?

Este miércoles el nuevo Campus de la Universidad Loyola, en el Parque de Innovación y Desarrollo Dehesa de Valme de la localidad sevillana de Dos Hermanas, se pone de largo con la presentación oficial e institucional.

Aunque el curso ya se ha iniciado en las instalaciones, va a ser este día cuando la universidad dé por inaugurada su flamante sede con la presencia del superior general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa Abascal, del rector, Gabriel Pérez Alcalá, y una más que nutrida representación institucional, empresarial y social, entre ellos el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.

El rector de la Universidad Loyola ha resaltado ante los medios la importancia de un hito de estas características y envergadura para una entidad académica. Y lo ha hecho subrayando que este campus “habla de lo que es y quiere ser la Loyola”. Un campus que, tanto desde Loyola, como desde el bufete de arquitectura de Luis Vidal, encargado de su diseño, han definido como único a escala nacional e internacional, como un “campus 5G”, siguiendo el paralelismo con la nueva tecnología de telecomunicaciones.

¿Y por qué el de Loyola es un campus 5G? Veámoslo en el siguiente decálogo.

1. Universidad como comunidad. Cuando el rector de la Loyola se refiere al nuevo campus va más allá de lo físico y prefiere hablar de concepto. Pérez Alcalá subraya que las nuevas instalaciones están integradas en un mismo espacio con el objetivo de construir y hacer comunidad. Al estilo de los más reputados campus de las universidades de corte anglosajón. Una integración de lo constructivo, de lo tecnológico, de la sostenibilidad y de lo humano.

2. Certificación Leed Gold. La apuesta por la sostenibilidad en la construcción del nuevo campus y sus edificios ha sido uno de los grandes ejes vertebradores del campus de Dos Hermanas. Un rasgo distintivo con un objetivo muy ambicioso: lograr la certificación Leed Gold para el recinto. De ser así, se convertirá en el primer campus en obtenerlo, como destaca el arquitecto Luis Vidal. La certificación sobre sostenibilidad de edificios más prestigiosa del mundo convertiría a este campus en el “campus del siglo XXI, del futuro”, se reafirma Vidal.

3. Responsabilidad constructiva. En las distintas fases de construcción, que han durado tan solo 17 meses, han participado 25 empresas, la mayoría de ellas de la zona. En total se han computado 523.600 horas de trabajo, con una media de 175 empleados, que evidentemente se han incrementado en aquellos momentos que así lo han requerido. La cercanía de las firmas que han participado en las obras ha impactado tanto en el empleo generado, como en su sostenibilidad, al producirse ahorres de costes y tiempos en los viajes y traslados. En lo que respecta a los materiales, más del 20% de los materiales del edificio provienen de usos anteriores En cuanto a las medidas de eficiencia energética, destacan entre otras, la adecuada orientación del edificio (principalmente Norte y Sur) y el control del soleamiento (velas, voladizos) para impedir ganancias excesivas de calor a través de las fachadas; la envolvente del edificio (cubiertas, fachadas, ventanas) está muy cuidada para minimizar las ganancias y pérdidas energéticas excesivas; los colores de los materiales de cubierta son reflectantes, para evitar la acumulación del calor recibido por radiación; y la instalación de paneles fotovoltaicos con una producción máxima de 150 KWp, lo que supone una disminución del consumo energético neto del edificio. En la misma línea, está el uso racional y reciclable del agua y de la vegetación. En conjunto, las medidas implementadas suponen que el edificio consume alrededor de 40% menos de lo que consume un edificio similar que simplemente cumpliera la normativa vigente.

4. Modularidad. El diseño y la concepción del campus está pensado no solo para el presente, sino también para el futuro. El espacio del campus ocupa una superficie de 36.000 metros cuadrados, de los cuales se han construido 29.000 metros y hay otros 12.100 de zonas ajardinadas. Esta primera fase ha supuesto una inversión de 40 millones de euros. Por su concepción abierta y flexible, conforme la universidad vaya creciendo tanto en personal como en alumnado, el campus lo hará hacia el sur de forma modular, replicando nuevos edificios similares a los actuales, en función de la demanda y las nuevas necesidades. Cada nueva fase, y hay previstas al menos dos más, supondrán una inversión de entre 10 y 15 millones de euros.

Biblioteca Loyola

5. Un futuro con huella. La pedagogía ignaciana señalan desde la Universidad Loyola persigue como máxima “enseñar a pensar y enseñar a aprender”. Con este punto de partida, la institución quiere crecer en todos los ámbitos, tanto cuantitativa como cualitativamente. En la actualidad, la joven universidad cuenta con 3.400 estudiantes, 600 profesores y 200 personas de las áreas de gestión y administración. La intención es doblar la cifra de estudiantes en los próximos cinco o seis años y acabar convirtiéndose con el tiempo en una “research university” que ronde los 10 o 15.000 estudiantes, como ocurre con las universidades de este tipo de mayor excelencia en el mundo. Además, Loyola quiere ser un centro neurálgico de atracción de empresas y entidades que den nueva vida al Parque de Innovación y Desarrollo Dehesa de Valme.

6. App de movilidad. Dentro de su compromiso por la sostenibilidad, la universidad cuenta con tecnologías punteras dentro y fuera de las aulas. Buen ejemplo de ello es la aplicación de movilidad con la que cuentan todos los miembros de la comunidad Loyola para conocer los mejores trayectos, medios de transportes y enlaces para llegar y salir del recinto.

7. Las 4 C del modelo educativo. Pérez Alcalá recalca que el modelo de educación jesuita se sustenta en 4 “C” irrenunciables con el fin de formar a jóvenes “conscientes, competentes, comprometidos y compasivos”.

8. Visión global. El campus está construido en torno a una plaza central, donde se encuentran los dos símbolos de la pedagogía ignaciana: la capilla y la biblioteca. El diálogo entre razón y fe, con la misión de formar a “líderes para el mundo”, como reza en muchos mensajes de esta universidad. Una visión global que hace que el 10% de los estudiantes procedan de otros países y que la Loyola mantenga acuerdos y alianzas con otras importantes universidades y entidades, como el estrecho vínculo que mantiene con la Loyola Chicago.

9. Impulso al emprendimiento. La universidad desarrolla programas de fomento del espíritu emprendedor. De hecho 177 estudiantes se han mostrado interesados en este tipo de actividades, de ellos 103 ya están participando de manera activa. Como resultado, 26 proyectos desarrollados por alumnos se encuentran en la etapa de ideas.

10. Universidad experiencial y de investigación. El diseño modular alrededor de la plaza central permite la circulación interna de las personas, facilitando la interacción y diálogo entre ellas. Desde Loyola quieren que la universidad actúe como un acicate, como un complemento eficaz entre los alumnos y los profesores, por eso sus responsables hablan de una “universidad experiencial”. Y, por supuesto, reconocida por su labor y aportación investigadora. De hecho, en su aún incipiente trayectoria, ya cuenta con 100 trabajos e investigaciones con calificación JCR, es decir, con el distintivo del indicador de calidad más conocido y el más valorado por los organismos de evaluación de la actividad investigadora.

Últimas noticias