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Tribuna de Ursicino Carrascal, profesor titular de la Universidad de Valladolid – Departamento de Economía Aplicada

Los jóvenes de hoy en día están acudiendo cada vez más a los estudios universitarios, como se puede observar por los datos de alumnos que aprueban la PAU y los que se matriculan en las distintas universidades.

Desde la convocatoria de junio de la PAU de 2009, el número de alumnos presentados ha venido aumentando a una tasa media del 5,12% sobre el año anterior, llegando a un 13,3% en 2011, cuando sin embargo la población total española en esta franja de edad viene decayendo desde hace años a un ritmo medio de un 2,3%. En el caso de las pruebas para mayores de 25 años, el aumento desde 2009 es de un 9,7% de media.

Desde el curso 2008-09 viene aumentando el número de matriculados en las universidades a una tasa media del 2,22%, habiéndose recuperado en 2011 los niveles de matriculados de hacía 10 años. ¿A qué se debe este movimiento? Varias son las claves que intervienen en el asunto:

Por un lado, la instauración del Plan Bolonia desde 2008 hace más atractiva en la práctica la enseñanza universitaria a los alumnos por cuanto se ha recortado en cursos en su mayoría, pasando de cinco a cuatro años de las antiguas licenciaturas a los actuales grados, de los cuales además se incluyen las prácticas en empresas que dejan en menos aún la docencia en aula.

Por otro, la falta de perspectivas laborales hace que a falta de otra salida el alumno se plantee aprovechar el tiempo y estar en las mejores condiciones curriculares para el día en que esto se arregle. Es en este caso especialmente significativo que nuestras aulas cada vez presentan mayor número de alumnos que vienen de ciclos formativos o mayor número de alumnos mayores de 25 (y de 45) como los que han superado las correspondientes pruebas para mayores.

Y esto a costa de sacrificios personales y del presupuesto familiar, ya que aunque las tasas universitarias están subiendo y se reducen las becas, acudimos a la vez a un aumento de la matrícula: es una inversión de futuro.

Sin embargo, la cruda realidad es que el resultado final de tanto esfuerzo no tiene a fecha de hoy el pago correspondiente y el universitario español suele verse ante la tesitura que proponía hace poco una pancarta en una manifestación: “Tiene tres salidas: por tierra, por mar y por aire”. Hay un exceso de titulados que tienen que tomar la opción de buscarse la vida en el extranjero, de forma que la inversión realizada en la formación de nuestros estudiantes no revierte en nuestro país de forma inmediata. Si la estrategia de la Comisión Europea para salir de la crisis comprendía entre otras cosas alcanzar un 40% de titulados universitarios entre la población joven, este objetivo ya se alcanzó en el caso español en 2010 y ahora se pretende alcanzar el 44% en España, mientras que a nivel europeo está en un 33,6%.

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