“La calidad de vida y el salto que ha dado Andalucía no puede tapar sus grandes desequilibrios”

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Los ingenieros andaluces han decidido tomar la palabra, dar un paso al frente, arremangarse para hacer lo que saben: proponer, diseñar, ejecutar y evaluar. El presidente de la Asociación Superior de Ingeniería de Andalucía (ASIAN), Fernando Yllescas, nos cuenta los objetivos y fines de la nueva asociación que representa a 12.000 ingenieros de toda la comunidad autónoma. Una cosa tienen muy clara: se han constituido para aportar su conocimiento y su experiencia en la mejora económica y social de la región, para sumar y ponerse a disposición de las instituciones en todo aquello en lo que puedan ser útiles. Fernando Yllescas se mueve en esta entrevista en unos terrenos que no son fáciles de transitar hoy en día. La mesura con la que explica cuanto argumenta, desde el análisis y la crítica profunda y constructiva; y el sentido común enriquecido por la experiencia.

¿Cuál ha sido el origen, qué ha motivado la creación de una asociación como ASIAN?

La gestación de la Asociación Superior de Ingeniería de Andalucía (ASIAN) se remonta atrás en el tiempo, hace más o menos unos 15 años. Aunque todo cristaliza al final en julio del año pasado. El germen de ASIAN nace de la intención de la unión de los colegios y las asociaciones de ingenieros. La idea es buscar puntos en común, de colaborar entre las nueve ramas de la ingeniería superior (aeronáutica, agronómica, industrial, telecomunicaciones, naval, minas, ICAI y Camino). Hay que tener en cuenta que lo que hemos tratado de hacer no existe en España: unir colegios y asociaciones. Lo que supone la colaboración entre unas corporaciones de derecho público con corporaciones de derecho privado. Finalmente integran la institución ocho colegios y siete asociaciones. Hemos iniciado este camino con mucha ilusión, con ganas de aportar y de trabajar en pro de mejorar las cosas.

Habla de colaborar, de poner puntos en común. Pero ¿en qué se concretan los objetivos de la asociación?

Nuestro mensaje se centra en que Andalucía también es ingeniería, creo que resume bastante bien cuáles son nuestros fines y qué pretendemos. Las 15 corporaciones que forman la asociación representan a 12.000 ingenieros en la comunidad autónoma. La asociación no es un macrocolegio del resto de colegios, nos unimos para formar una institución que posee sus propios fundamentos e inquietudes. Somos profesionales y apolíticos, algo que no es nada fácil hoy día. Somos la institución que aglutina de forma horizontal y transversal a todos los ingenieros superiores de Andalucía. Queremos hacer visible y patente la importancia de la ingeniería en la sociedad, ya que tiene que ver y afecta casi a cualquier ámbito de nuestro día a día, aunque con frecuencia no lo percibamos. Es muy difícil en nuestros días pensar en algo en lo que no haya habido participación de la ingeniería. Y, por su propio impacto, queremos aportar nuestros conocimientos, contribuir a mejorar nuestra sociedad, queremos ser útiles.

¿Y en qué líneas o direcciones están trabajando en la actualidad?

En primer lugar, nos ocupa la visibilidad y sensibilización por el trabajo y las aportaciones que puede dar la ingeniería. Actuar de interlocutor y reivindicar ante las administraciones para de alguna manera estar abiertos a compartir objetivos entre ambos. Estamos también trabajando en un Plan de Acción de Inversiones Inteligentes de Andalucía, y el objetivo es participar e intervenir en el resto de sectores y áreas de actividad. Todavía estamos en el proceso de presentación y acercamiento a las administraciones e instituciones. Ya hemos presentado un Análisis sistemático de las 50 medidas que consideramos importantes para la modernización de la comunidad autónoma. Además también estamos estructurando un Plan de Formación del futuro ingeniero, que se encuentra ya en un estado muy avanzado.

¿Podría detallarnos más en qué consisten las 50 medidas que desde ASIAN han detectado como prioritarias?

Estamos dando pasos en la dirección que nos habíamos trazado. Ya hemos mantenido un encuentro que consideramos positivo con el consejero de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, y también le hemos trasladado a la presidenta nuestra intención de presentarle el Plan de Inversiones Tecnológicas. Al consejero ya le planteamos cómo podíamos serle útiles a la administración. Entendemos que la administración está inmersa y tiene en marcha una gran multitud de proyectos, de líneas de ayuda, de presencia en diferentes organismos, que a nuestro juicio, al final, todo eso se convierte en una gran maraña. Lo que hace más difícil y complicado tomar decisiones de hacia dónde ir y qué medios utilizar. Creo que lo que falta es racionalizar, y marcar ideas y objetivos claros, con preferencias concretas. Tiene que haber determinaciones claras de hacia dónde queremos ir como sociedad y como región, y después ejecutar. Los ingenieros diseñamos, ejecutamos y después medimos, controlamos y evaluamos. En la administración es imprescindible y urgente controlar y medir las inversiones y las líneas de actuación que se ponen en marcha. No podemos estar disperso en tantos y tantos tipos de servicios, industrias y productos. Hay que ver qué debe tener preferencia y qué es de verdad seleccionable.

¿Esas 50 medidas son necesarias porque Andalucía aún necesita mejorar mucho? ¿Porque, a pesar de todo, no avanza lo suficiente?

Andalucía tiene un enorme potencial, grandes capacidades y recursos. Y nuestro compromiso nace del desarrollo que tiene la región. Se ha avanzado mucho, pero es cierto que hay mucho por hacer. Grandes desafíos como la altísima tasa de paro, y entendemos que podemos aportar para paliar esta situación. Genera cierta tristeza que Andalucía aún tenga estos desequilibrios, con todo el potencial que posee.

A vuestro juicio, ¿cuáles son los sectores que deben contribuir a la mejora y modernización de la región?

No hay más que pensar en la importancia que tiene el sector agroalimentario en Andalucía. Y si vas a un supermercado no encuentras productos o marcas de la comunidad. Es decir, no creo que sea tan difícil marcar prioridades. Por un lado, es posible averiguarlo según la importancia que cada actividad tiene en el PIB. Y de otro parte, observar con atención el estado de la educación. Y Andalucía requiere de un salto en las dos variables.

Es decir, apostar por los sectores que ASIAN califica como inversión en innovación inteligente.

Las 50 medidas son una oportunidad para políticos con mente clara y limpia. ¿A quién no le gustaría tener una agricultura mucho más profesionalizada? Es necesario tener más recursos de comercialización propia, de generación de riqueza y empleo en nuestra comunidad, introduciendo el valor del diseño. Hay que recapacitar y replantearse hasta qué punto la Unión Europea defiende los productos elaborados aquí en relación con los que vienen de fuera, al menos en aquellos que son básicos. Así ocurre con la mayoría de los sectores, desde la agricultura pasando por la energía. Un ejemplo claro puede ser el almacenamiento de energía y todo el potencial que conlleva. La industria, con la producción de automóviles. Ensamblaje de coches, aeronáutico y buques. Tenemos una clara necesidad de especialización y ser líderes en sectores concretos.

¿Cómo tendría que ser para ello el salto del que habla en materia educativa?

En educación hay un escalón que nos diferencia del resto de España y del resto de Europa. La fuerza laboral se compone de un 20% de titulados superiores, mientras que la cualificación intermedia representa el 31%. Parece que ese 20% quizá sea excesivo y el 31% sea insuficiente. En Europa, este último porcentaje está por encima del 50% y el 20% apenas si llega al 15 en el resto de países de nuestro entorno. Aquí es donde se encuentra una de las claves por las que Andalucía puede seguir creciendo y desarrollándose. El avance en educación que se ha producido en la región no ha tenido en cuenta la cualificación intermedia, tan necesaria para la mejora en el mercado laboral y en la cualificación profesional. Ha estado, en gran medida, olvidada. Le pongo un caso concreto, en nuestra reunión con el consejero de Economía ya hablamos de la necesidad de cualificar a los operarios. Esto sería de una ayuda tremenda. Tenemos que aprender de los mejores. La calidad de vida y el salto que ha dado la región no pueden tapar los desequilibrios, y bastante grandes, que aún tenemos como región.

¿Qué perfil profesional necesitamos entonces? ¿Es preocupante que el talento se esté marchando fuera?

Reitero que lo que más me preocupa es la falta de cualificación de los trabajadores. Hay un número muy elevado de personas que no desarrolla su trabajo con la cualificación que se requiere para un desempeño cada vez más profesional y competitivo. Igual que en su momento se subió el nivel de vida de la parte baja de la pirámide de la población tras la llegada de la democracia, ahora es prioritario que la mayor parte de la fuerza laboral esté mejor cualificada. Llámese formación profesional, llámese formación tutorada. Debemos aprender el error que ha supuesto la construcción en este sentido. Una vía de conseguir dinero con trabajos sin cualificación.

Aunque habla de la cualificación de la fuerza laboral intermedia, hay expertos que ya alertan del descenso de estudiantes en carreras técnicas, y de que se está poniendo en riesgo el reemplazo generacional en estas disciplinas. ¿No es éste un factor clave para el desarrollo de un país, de una región y quizá está siendo ignorado?

Hay un hito que cambia el paso en España, y es Bolonia. A mi juicio, con Bolonia se trata de equiparar los niveles en Europa, pero se hace a la baja. Es decir, las carreras que antes eran de cinco años, ahora se cursan en cuatro. El proceso formativo se va reduciendo, lo que de algún modo merma la capacitación en las disciplinas técnicas. Considero que es importante vigilar y controlar las posibles desviaciones que se produzcan con la implantación de Bolonia. Parece poco razonable que haya permitido la creación de 550 títulos de ingeniería. Esto ha llevado a que la palabra ingeniero, y lo que ello conlleva, sea cuanto menos indefinida, que haya perdido gran parte de su peso anterior. Considero que la función básica de la universidad debe ser dar una formación de máxima calidad. Algo tendremos que mejorar en este sentido cuando no hay ni una sola universidad española entre las mejores del mundo.

Para compensar ese papel que usted comenta de la construcción, parece que ahora todos los planes vuelven la vista a la industria y al sector tecnológico. Usted lo acaba de indicar. ¿Estamos a tiempo, de verdad, para incrementar el peso de la industria en la actividad económica de Andalucía?

Esto tiene una relación directa con el tamaño de la empresa en la región. Las grandes están ahí, pero el tejido productivo andaluz es de muy pequeña dimensión. Además, las grandes empresas suelen tener accionariado extranjero. Es lógico que si no tienes capacidad para desarrollar una actividad tengas que buscar un socio, soy de la idea de tener socios. Pero socios es ir juntos, compartir, pero no vender o hipotecar organizaciones. Ahí tenemos el ejemplo de lo que en su día sucedió con Sevillana. Más doloroso es aún si encima se le ayuda. Por citar otro caso, lo que ocurrió con Delphi en Cádiz. ¿Cómo se puede evitar esto? Es verdad que cuando una multinacional decide que se va, se va. Pero la administración tiene la obligación de controlar, controlar y controlar. No puede haber en ningún caso esa especie de dejación de vigilancia, de evaluación en aquello que se apoya. Todo no consiste en dar fondos y ya está. Hay que saber el uso y el retorno del dinero empleado en los proyectos e iniciativas. Desde ASIAN pedimos que las ayudas y apoyos se den a través de criterios técnicos, fiables y medibles.

Sin embargo, hay sectores en los que se está haciendo bien. Ahí está el ejemplo del aeronáutico…

ASIAN está satisfecha con lo que está ocurriendo con la industria aeronáutica, aunque el sector está pidiendo apoyo para mantenerse y para avanzar. Hay que tener en consideración, y no se nos debe olvidar, que el ente europeo de Airbus tiene un soporte político, y que llegado cualquier día puede responder también a necesidades políticas. La labor de la administración es precisamente esa: apoyar, acompañar y respaldar. No es función de la administración convertirse en empresaria y en competencia de su propio tejido productivo. Tienen que facilitar las condiciones para que los empresarios desarrollen su labor, su contribución de primera magnitud a la sociedad. Esto no significa que la administración tenga que subsidiar a los empresarios, en absoluto. Debe ser facilitadora de su función como empresarios.

Mejora y modernización, son los dos mensajes principales que está remarcando. ¿Cuál tiene que ser la contribución de la I+D+i a este respecto?

Quiero ser crítico con lo que denominamos I+D+i. Parece que esto fuera algo que lo resuelve todo. En Andalucía, la I+D+i tiene una penetración del 1,02% del PIB, cuando en el resto de España es el 1,24%. Pero lo alarmante del porcentaje en la comunidad es que el 66% procede de organismos oficiales y, sobre todo, del mundo universitario. Tener una universidad de calidad es fundamental, pero la universidad no debe tener un horizonte empresarial, porque ésta no es su actividad principal. Donde de verdad el I+D+i se crea es en la empresa. La buena innovación es aquella que contribuye a mejorar los procesos de las empresas. La I+D+i ‘oficial o pública’ no puede sustituir a la que se desarrolla en las empresas.

En cualquier caso, la conexión universidad-empresa es necesaria.

La universidad tiene una obligación y tiene unos investigadores que están para proveer soluciones, sin necesidad de que siempre tengan que vender lo que producen. Porque si no, habría que preguntarse si todo lo que produce la universidad en I+D+i puede mantenerse o automantenerse. Considero, a este respecto, más interesante, que la universidad resuelva problemas que puedan plantearle las empresas. La sostenibilidad del modelo es lo que nos tiene que hacer pensar.

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